Pertenecen a este grupo la mayoría de los comportamientos dirigidos desde el sistema nervioso autónomo.
- la conducta sexual: erección, eyaculación, excitación, orgasmo;
- el sueño, el funcionamiento intestinal, los temblores, tics, espasmos musculares, el apetito, las respuestas vegetativas…-.
- los sentimientos- las personas suelen acomodar sus sentimientos espontáneamente a la situación que viven; si los fuerzan los inhiben; si los eluden los provocan-,
- y los deseos- las personas no pueden obligarse a tener ganas de…; cuanto más lo hacen menos lo consiguen-.
Los pensamientos tienen un estatus un tanto especial: se puede pensar en lo que se quiere y concentrarse en lo que se desea la mayor parte de las veces; pero no es posible obligarse a no pensar en una determinada idea u objeto. Rechazar un pensamiento implica necesariamente tenerlo presente.
La mayoría de las personas experimentan ocasionalmente alguna de las perturbaciones descritas, que suelen corregirse espontáneamente en un breve lapso de tiempo. Sin embargo, algunas veces se califican y definen como problema y se toman voluntariamente determinadas medidas para subsanarlas y evitar su reaparición. Estas medidas suelen suponer un esfuerzo deliberado que, lejos de resolver, acrecienta o cronifica la dificultad convirtiéndola en un auténtico problema que sólo se resuelve cuando se abandonan estos intentos estériles de solución.
A menudo el deprimido se esfuerza en levantar su ánimo y, aunque no lo consigue, suele tener a alguien a su lado que lo anima e incita diciéndole que debería poner algo de su parte, que tiene de todo cuanto pueda desear y que no hay motivo para sentirse así… pero, ¿hay algo más deprimente que estar deprimido sin motivo y cuando se tiene de todo?