Cuando una o más personas – acusadores – suponen de antemano culpable a otro – acusado – y éste aporta nuevas pruebas de su culpabilidad, al tratar de demostrar su inocencia. De esta manera, reconocer las acusaciones le hace culpable y negarlas también; y además, mentiroso. Este tipo de soluciones intentadas suelen describirse en casos en los que la confianza está en entredicho, cuando la suspicacia y las sospechas invaden las relaciones interpersonales: celos, mentiras, vigilancia, control… Entre los problemas más comunes de este apartado, están los celos, las sospechas características de las adicciones, los trastornos de la conducta alimentaria y los procesos de naturaleza paranoide. Merece mención a parte la hipocondría: en este caso el paciente sospecha tener algún tipo de enfermedad fatal y el profesional contribuye a confirmar estas sospechas al negar tal posibilidad. Nótese que cuanto más “falsas” sean las acusaciones, mayores serán los esfuerzos del acusado por demostrar su inocencia y más argumentos ofrecerá a los acusadores para que estén convencidos de su culpabilidad.
Soluciones que sólo complican las cosas V: exacerbar las sospechas del acusador mediante la autodefensa.
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